sábado, 31 de octubre de 2015

¿Que haria Jesús? (predicado el 15 de octubre 2015)

(Romanos 8:28-32, Lucas 14:12-14)

WWJD

¿Han visto alguna vez estas letras? ¿Saben a lo que se refieren? Estoy seguro de que algunos de ustedes probablemente las han visto.

Son las letras iniciales de las cuatro palabras en inglés: What would Jesus do? En castellano sería: ¿Que Haría Jesús? Hace unos 20 años, había una moda en los EE.UU. para algunos cristianos de llevar pulseras o ropa con estas letras escritas en ellas. Fue una manera de dar testimonio de su fe en Jesús. Se pretende dar a entender una pregunta. La pregunta es, en cualquier situación en que te encuentras en tu vida, primero debes preguntar: ¿Qué haría Jesús en esta situación? Entonces, sabiendo cómo Jesús respondería a esa situación, debes hacer lo mismo que él.

El Señor Jesús establece el estándar de cómo se debe vivir la vida. Como cristianos, debemos tratar de modelar nuestras vidas en Jesús. En nuestra primera lectura de esta noche hemos escuchado esto: Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Dios Padre quiere que seamos como su Hijo Jesús. Él quiere que conversemos como Jesús, que pensemos como Jesús, y que actuemos como Jesús. Debemos mostrar al mundo lo que significa vivir en el Reino de Dios, y ser parte de la familia de Dios.

Jesús dijo a sus discípulos: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Esta noche voy a hablar de un aspecto especial del carácter de Dios, que también vemos en el carácter de Jesús, que él quiere que tengamos también, es decir, su generosidad.

¿Cuál es la generosidad? Cuando escuchamos esta palabra, la mayoría de nosotros, probablemente, pensamos primero que significa estar preparado para compartir nuestros bienes con otras personas, o para dar de nuestro tiempo, o dinero, a los que tienen una mayor necesidad que nosotros. Este es, sin duda, un aspecto importante de la generosidad, pero, para el cristiano, la generosidad es en verdad mucho más que esto. Debemos acordarnos que es posible dar sin amor. Pablo nos dice: Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Ese tipo de dar, aunque costoso, no es la generosidad. La verdadera generosidad debe ser motivado por el amor altruista, y se demuestra a nosotros por Dios mismo: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Yo no tengo hijos por mi cuenta, pero creo que sí puedo imaginar un poco lo que se debe sentir al perder un hijo, tal vez por una enfermedad o un accidente. Pero no puedo imaginar lo difícil que debe ser entregar la vida de un hijo único, como un acto de amor, por el bien de alguien que ni siquiera puede reconocerlo, ni aun preocuparse de eso. Y la Biblia nos dice que Dios va aún más lejos que esto. La primera lectura que escuchamos dice: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Si Dios entregó a su Hijo Jesús para morir en la cruz por nuestros pecados, debiésemos entonces dudar de que él va a proveer trabajos para que ganemos lo suficiente para mantener a nuestras familias?

¿Qué lecciones podemos aprender acerca de la generosidad en esta noche, a partir del ejemplo de Dios?

En primer lugar, ser generoso significa estar preparado para dar sin esperar nada a cambio. ¿Qué nos dice Jesús en la segunda lectura de esta noche: Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. Así es como Dios dio a su único hijo por nosotros. Qué triste es pensar que, probablemente, son muchas más personas las que rechazan su generosa dádiva de la salvación por el Señor Jesús, que aquellos que la aceptan. Sin embargo, Dios todavía ofrece la salvación a todos aquellos que reciben a su hijo como su Señor y su Dios.

En segundo lugar, ser generosos significa estar preparados para dar con sacrificio. Hacer un sacrificio significa renunciar a algo u alguien que realmente necesitamos o queremos, por el bien de otra persona. Esta generosidad se demostró con la viuda que puso sus dos pequeñas monedas en las alcancías del templo. ¿Te acuerdas de lo que Jesús dijo acerca de ella?: esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía. Dar con sacrificio requiere una verdadera pérdida de algo muy importante para nosotros, pero Dios nunca se olvida de una ofrenda de sacrificio, y siempre nos da mucho más a cambio: Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios.

La generosidad es una actitud de amor, que se desarrolla en nuestros corazones por el Espíritu Santo cuando respondemos al amor de Dios y su generosidad para con nosotros. Es una bendición para nosotros, ya que, cuando confiamos más en Dios, somos liberados de las preocupaciones acerca de nuestras posesiones. Aprendemos a amar más a Dios, y también nosotros aprendemos a amar menos las cosas que el creó. Nuestra fe en Dios crece. La generosidad es, también, como hemos visto, una bendición para los demas. Ellos son fortalecidos por los bienes que traemos. Ellos ven la mano de Dios obrando para proveer sus necesidades Ellos ponen su fe en él, y son liberados de la pobreza y la esclavitud. Finalmente, y lo más importante, la generosidad es una bendición a Dios. Dios está agradecido con nuestro dar, ya que esto refleja su propio corazón generoso. Genera acción de gracias a Él, y es una parte vital de la comunión y de la koinonía del Cuerpo de Cristo. Su reino se extiende cuando damos de nuestras vidas y de nuestro tesoro con generosidad a su servicio.

Hagamos lo que hace Jesús. Seamos felices y disfrutemos de los bienes que Dios nos da, y seamos felices en compartirlos con los demás. Centrémonos en Dios Padre y su ejemplo de generosidad: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

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