sábado, 31 de octubre de 2015

¿Que haria Jesús? (predicado el 15 de octubre 2015)

(Romanos 8:28-32, Lucas 14:12-14)

WWJD

¿Han visto alguna vez estas letras? ¿Saben a lo que se refieren? Estoy seguro de que algunos de ustedes probablemente las han visto.

Son las letras iniciales de las cuatro palabras en inglés: What would Jesus do? En castellano sería: ¿Que Haría Jesús? Hace unos 20 años, había una moda en los EE.UU. para algunos cristianos de llevar pulseras o ropa con estas letras escritas en ellas. Fue una manera de dar testimonio de su fe en Jesús. Se pretende dar a entender una pregunta. La pregunta es, en cualquier situación en que te encuentras en tu vida, primero debes preguntar: ¿Qué haría Jesús en esta situación? Entonces, sabiendo cómo Jesús respondería a esa situación, debes hacer lo mismo que él.

El Señor Jesús establece el estándar de cómo se debe vivir la vida. Como cristianos, debemos tratar de modelar nuestras vidas en Jesús. En nuestra primera lectura de esta noche hemos escuchado esto: Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Dios Padre quiere que seamos como su Hijo Jesús. Él quiere que conversemos como Jesús, que pensemos como Jesús, y que actuemos como Jesús. Debemos mostrar al mundo lo que significa vivir en el Reino de Dios, y ser parte de la familia de Dios.

Jesús dijo a sus discípulos: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Esta noche voy a hablar de un aspecto especial del carácter de Dios, que también vemos en el carácter de Jesús, que él quiere que tengamos también, es decir, su generosidad.

¿Cuál es la generosidad? Cuando escuchamos esta palabra, la mayoría de nosotros, probablemente, pensamos primero que significa estar preparado para compartir nuestros bienes con otras personas, o para dar de nuestro tiempo, o dinero, a los que tienen una mayor necesidad que nosotros. Este es, sin duda, un aspecto importante de la generosidad, pero, para el cristiano, la generosidad es en verdad mucho más que esto. Debemos acordarnos que es posible dar sin amor. Pablo nos dice: Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Ese tipo de dar, aunque costoso, no es la generosidad. La verdadera generosidad debe ser motivado por el amor altruista, y se demuestra a nosotros por Dios mismo: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Yo no tengo hijos por mi cuenta, pero creo que sí puedo imaginar un poco lo que se debe sentir al perder un hijo, tal vez por una enfermedad o un accidente. Pero no puedo imaginar lo difícil que debe ser entregar la vida de un hijo único, como un acto de amor, por el bien de alguien que ni siquiera puede reconocerlo, ni aun preocuparse de eso. Y la Biblia nos dice que Dios va aún más lejos que esto. La primera lectura que escuchamos dice: El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Si Dios entregó a su Hijo Jesús para morir en la cruz por nuestros pecados, debiésemos entonces dudar de que él va a proveer trabajos para que ganemos lo suficiente para mantener a nuestras familias?

¿Qué lecciones podemos aprender acerca de la generosidad en esta noche, a partir del ejemplo de Dios?

En primer lugar, ser generoso significa estar preparado para dar sin esperar nada a cambio. ¿Qué nos dice Jesús en la segunda lectura de esta noche: Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos; y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos. Así es como Dios dio a su único hijo por nosotros. Qué triste es pensar que, probablemente, son muchas más personas las que rechazan su generosa dádiva de la salvación por el Señor Jesús, que aquellos que la aceptan. Sin embargo, Dios todavía ofrece la salvación a todos aquellos que reciben a su hijo como su Señor y su Dios.

En segundo lugar, ser generosos significa estar preparados para dar con sacrificio. Hacer un sacrificio significa renunciar a algo u alguien que realmente necesitamos o queremos, por el bien de otra persona. Esta generosidad se demostró con la viuda que puso sus dos pequeñas monedas en las alcancías del templo. ¿Te acuerdas de lo que Jesús dijo acerca de ella?: esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquéllos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía. Dar con sacrificio requiere una verdadera pérdida de algo muy importante para nosotros, pero Dios nunca se olvida de una ofrenda de sacrificio, y siempre nos da mucho más a cambio: Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios.

La generosidad es una actitud de amor, que se desarrolla en nuestros corazones por el Espíritu Santo cuando respondemos al amor de Dios y su generosidad para con nosotros. Es una bendición para nosotros, ya que, cuando confiamos más en Dios, somos liberados de las preocupaciones acerca de nuestras posesiones. Aprendemos a amar más a Dios, y también nosotros aprendemos a amar menos las cosas que el creó. Nuestra fe en Dios crece. La generosidad es, también, como hemos visto, una bendición para los demas. Ellos son fortalecidos por los bienes que traemos. Ellos ven la mano de Dios obrando para proveer sus necesidades Ellos ponen su fe en él, y son liberados de la pobreza y la esclavitud. Finalmente, y lo más importante, la generosidad es una bendición a Dios. Dios está agradecido con nuestro dar, ya que esto refleja su propio corazón generoso. Genera acción de gracias a Él, y es una parte vital de la comunión y de la koinonía del Cuerpo de Cristo. Su reino se extiende cuando damos de nuestras vidas y de nuestro tesoro con generosidad a su servicio.

Hagamos lo que hace Jesús. Seamos felices y disfrutemos de los bienes que Dios nos da, y seamos felices en compartirlos con los demás. Centrémonos en Dios Padre y su ejemplo de generosidad: Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

jueves, 18 de junio de 2015

La salvación de la familia (predicado el Día de la Madre - 8 de mayo de 2011)

Josué 2:1-24

Como muchos de ustedes saben, antes de llegar aquí a Chile, yo vivía en los Estados Unidos, en el estado de Mississippi, que toma su nombre del famoso río Mississippi, que es su frontera en el lado occidental. Es un estado rural, con muchos hermosos bosques y campos. Una mañana, estuve manejando al trabajo a lo largo de una estrecha carretera, que había una larga fila de árboles en un lado. De repente, vi en el camino delante de mí un pequeño pájaro que estaba luchando para caminar. Era un joven, que había caído, obviamente, de un nido. Decidí parar,  para recoger el pajarito y llevarlo a la orilla de la carretera, donde no sería atropellado por otro auto. Sin embargo, como salí del auto y me dirigí hacia el pajarito, la madre de este, que era del tamaño de un zorzal, ella voló y aterrizó cerca de mí. Comenzó a gritarme con chillidos, regaños me advertía de no tocara a su guagua. A medida que me acercaba, sus gritos se hicieron aún más fuertes, y ella caminó hacia mí, para que me alejara de su hijo. Tuve que esforzarme para hacer caso omiso de sus advertencias, y finalmente lo hice para recoger el pajarito, y lo lleve cerca de los árboles en el lado de la carretera. No habia nada más que hacer, los árboles eran muy altos, y yo no sabía dónde estaba el nido.

Mientras seguía manejando hacia mi trabajo, pensé en lo que había sucedido. Me quedé muy impresionado por el comportamiento del ave madre. A pesar de que era muy pequeña, y yo era un gigante en comparación con ella, su instinto de madre para proteger a su hijo era tan fuerte, que no le importo esta gran diferencia entre nosotros, y estuvo dispuesta a atacarme con el fin de salvar a su guagua. Ella quería cuidar de su familia.

¿No es también éste siempre el caso o sentimiento con nuestras madres? Una de las cosas maravillosas acerca de ser parte de la Iglesia del Salvador, es la presencia de tantos bebés y niños pequeños. Me fascina ver a las madres aquí, alimentan y cuidan a sus bebés en todo momento, incluso durante el servicio, y eso me hace recordar la gran deuda que debo a mi propia madre, que se ocupaba de mí con tanto cuidado cuando era un niño, y más tarde en innumerables ocasiones en adelante, también, y que era una buena influencia en mi vida. En el libro de Proverbios se dice, describiendo el carácter de una mujer de Dios, que cumple fielmente sus deberes como esposa y madre: Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: «Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.»  Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!

En la lectura bíblica de hoy, nos enteramos de una mujer llamada Rajab que, aunque la Biblia no dice explícitamente que ella era una madre en esa época, ella quería proteger a su familia y mantenerla segura. Rajab quería salvar a su familia y a si misma de la destrucción que ella supo que había llegando a su nación desde Dios, a manos de los israelitas, quienes sin duda invadirían su tierra y conquistarian.

Antes de considerar más acerca de Rajab, y sobre lo que podemos aprender de ella y la forma de vivir nuestra vida cristiana, me gustaría hacerles a todos ustedes una pregunta, que creo es importante para entender el contexto de la lectura de hoy. La Biblia, como ustedes ya saben, es un libro muy grande y diverso, con muchas partes diferentes, con distintos autores, escrito durante un tiempo muy largo, ademas que contiene varios tipos diferentes de literatura, tales como: historia (por ejemplo, pensamos en las historias sobre el rey David), poesía (recordamos los salmos hermosos que leemos juntos), además de la instrucción moral (como el Sermón del monte). Sin embargo, a pesar de su diversidad, el tema general y el propósito de la Biblia se puede resumir en una sola palabra. ¿Sabe usted lo que palabra es? No estoy hablando de un nombre, como Moisés, o Dios, o incluso nuestro Señor Jesús. Yo le pido que describa el tema central de la Biblia, la razón por la que fue escrito. ¿Sabe usted?

Bueno, la palabra que resume la Biblia, la unica palabra que describe por qué Dios hizo que la Biblia fuera escrita, la palabra que explica por qué la Biblia es de importancia fundamental para los cristianos, por qué deberían leerla cada día, por qué se debe orar al respecto, por qué se debe tratar de aprender de la acerca de cómo vivir sus vidas, la unica palabra que pone de relieve la importancia fundamental de la Biblia para nosotros y nuestras familias, y que llega hasta la parte más profunda de nuestro ser espiritual es. .. "la salvación." El tema general y el propósito de la Biblia es descrita por esa sola palabra: " la salvación."

Nuestra naturaleza pecaminosa afecta cada aspecto de nuestras vidas, hacia adentro y hacia afuera, desde el momento en que nacemos hasta nuestro último día en esta tierra. El pecado estropea y arruina  a nuestras familias, nuestras relaciones, nuestra sociedad y nuestro mundo. A causa del pecado, tenemos que ser radicalmente salvos. Y no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos, ya sea para cambiar nuestra naturaleza, o salvarnos de las consecuencias de nuestra naturaleza pecaminosa.

La Biblia, comenzando desde el Génesis, y a través de la Revelación, trata del desarrollo y despliegue del plan de salvación de Dios para su pueblo en la tierra, quienes no merecen ser salvados. El plan comienza con un hombre, Abraham, que es llamado a confiar y obedecerle a Dios. Entonces, desde Abraham, vienen del pueblo judío. Muchos años más tarde, a partir de los judíos, nace el Mesías, el Señor Jesús, que nos trae la salvación a través de la cruz del Calvario.

 La Biblia describe los diversos aspectos del desarrollo y el significado de este plan, y como Dios enseña a su pueblo a vivir como parte de él. Entonces, después de la resurrección de nuestro Señor y su regreso al Padre, como se relata en el libro de los Hechos, la Biblia cuenta la historia de los comienzos de la Iglesia como pueblo de Dios, cuando estos creyentes como nosotros hoy, empezaron a salir y predicar el plan divino de salvación al mundo entero. Todas estas cosas son el mismo tema: la salvación. La semana pasada, nuestro Pastor nos dijo que el nombre de Josué, en el idioma hebreo, significa "salvación." Hoy, en el capítulo 2 del libro de Josué, vamos a ver lo que realmente significa la salvación para Rajab y su familia.

La historia narrada en la lectura de hoy se produce después de que el pueblo de Israel ha estado vagando por el desierto durante cuarenta años. Algunos de ustedes pueden haber visto en la televisión, el fin de semana de Pascua, la película "Los Diez Mandamientos", que narra la historia de cómo el Señor, por medio de Moisés, sacó a los israelitas de la tierra de Egipto. Recordarán cómo Dios mostró su amor y poder, y su fidelidad a su pueblo, a través de todos los milagros que él hizo por ellos. Fueron las plagas de Egipto, y la Pascua. La separación del Mar Rojo, para que los israelitas pudieran cruzarlo y así poder escapar de Faraón y su ejército, y luego la destrucción de ese ejército cuando trataron de seguir. Más tarde, hubo la provisión increíble de agua a beber desde una roca seca, y muchos otros milagros claros e innegables.

Bueno, después de que Dios dio la Ley a Moisés en el Sinaí, fue su intención original  llevar de inmediato a los israelitas por el desierto y hacia la tierra prometida. Todo lo que tenían que hacer, con sus grandes recientes milagros, fijados en sus mentes, era seguir obedeciendo, y confiar en él para darles la victoria en las batallas que tendrían que luchar contra los cananeos. Sin embargo, desgraciadamente, ellos no fueron fieles a Dios. Se negaron a confiar en que él estaría  con ellos y lucharía por ellos,  en cambio optaron para criticarlo, y también criticar a Moisés. Dios se enojó mucho con ellos, y condenó a los Israelitas a vagar por el desierto durante cuarenta años, hasta que toda esa generación rebelde debían morir. Bueno, ellos murieron, y Moisés también murió, y ahora un nuevo líder, Josué, va a liderar a la próxima generación de Israelitas en Canaán.

Josué era un hombre de Dios, y un excelente General. También fue muy preocupado de que los hijos de Israel no deben repetir la desobediencia de sus padres. Procedió  con cautela, pero fue completamente obediente a lo que Dios le dijo que debía hacer. Fiel a su promesa, Dios estuvo con los israelitas, dándoles impresionantes victorias en batalla, ya que se acercaban a la Tierra Prometida. De hecho, una vez que Josué y su pueblo decidió obedecer y confiar en Dios, su victoria estaba asegurada. Tuvieron tanto éxito, que las noticias acerca de ellos se derramó por toda la región, y el pueblo de Canaán llegó a ser muy temeroso de Israel. Cuando se acercaban a Jericó para conquistarlo, Josué envió dos espías a mirar a su alrededor y luego informar a darle información. Vamos a escuchar de nuevo los versos 1-3: Luego Josué hijo de Nun envió secretamente, desde Sitín, a dos espías con la siguiente orden: «Vayan a explorar la tierra, especialmente Jericó.» Cuando los espías llegaron a Jericó, se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rajab. Pero el rey de Jericó se enteró de que dos espías israelitas habían entrado esa noche en la ciudad para reconocer el país. Así que le envió a Rajab el siguiente mensaje: «Echa fuera a los hombres que han entrado en tu casa, pues vinieron a espiar nuestro país.»

Podemos ver lo preocupado que el rey de Jericó debe haber estado, porque fue muy sospechoso de los dos hombres. Sin embargo, lo que el rey no comprendió, y lo que Rajab claramente si entendió, fue que la victoria de los israelitas en contra de Jericó era más que probable. Fue, por el poder de Dios obrando a través de ellos, absolutamente inevitable. Ella vio que, sin que el poder mismo de Dios en su vida, ella y su familia serían destruidas, junto con el resto de la gente de Jericó. Así que decidió ayudar a los dos espías, escondiéndolos en su techo, y luego finalmente ayudarles que escapar. Más adelante en el pasaje, ella da un testimonio precioso de su fe en Dios, y su falta de salvación: Antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo y les dijo: —Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra, y por eso estamos aterrorizados; todos los habitantes del país están muertos de miedo ante ustedes. Tenemos noticias de cómo el Señor secó las aguas del Mar Rojo para que ustedes pasaran, después de haber salido de Egipto. También hemos oído cómo destruyeron completamente a los reyes amorreos, Sijón y Og, al este del Jordán. Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé que el Señor y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra. Por lo tanto, les pido ahora mismo que juren en el nombre del Señor que serán bondadosos con mi familia, como yo lo he sido con ustedes. Quiero que me den como garantía una señal de que perdonarán la vida de mis padres, de mis hermanos y de todos los que viven con ellos. ¡Juren que nos salvarán de la muerte ¿Se nota de las palabras importantes: les pido ... que juren en el nombre del Señor? Usted ve, Rajab se dio cuenta de que no había absolutamente nada que pudiera hacer para salvar a su vida y a su familia. Sólo el Dios de Israel podía salvarlos, y ella decidió poner su fe en él. De hecho, este fue un evento que cambió la vida de Rajab, porque Dios realmente recompensada su fe. En Mateo 1:5, en la genealogía de Jesús, se dice que mas adelante, ella se casó con Salmón, y dió luz a un hijo llamado Booz. Esto significa que ella se convirtió en un antepasado directo de nuestro Señor.

Ahora, hace dos semanas, nuestra iglesia ha tenido un retiro en el que una serie de metas para el futuro se decidieron. Estos fueron: (1) para tener 200 miembros de la iglesia, o más, por el año 2020, (2) para ser una iglesia financieramente auto-sostenible, ese mismo año, y (3) tener dos cultos en la iglesia todos los domingos. Esos son objetivos grandes e importantes, y corresponden con la voluntad de Dios para nosotros. Sin embargo, con el fin de llevarlos a cabo, está claro que vamos a tener que luchar en una guerra espiritual para tomar posesión para Cristo del territorio que nos rodea, al igual que los israelitas tuvieron que conquistar Canaán. ¿Qué tiene la historia de los espías y Rajab que decirnos hoy, al enfrentar la posibilidad de hacer esto? ¿Qué nos dice acerca de traer la salvación de Dios en la vida de las personas que nos rodean, y también en nuestras propias vidas?. Creo que hay lecciones de ambos lados: desde el punto de vista de los israelitas, y también desde la perspectiva de Rajab.

En primer lugar, como hemos visto, la razón porque la primera generación de israelitas desagradaron a Dios, y murieron en el desierto, ellos no estuvieron dispuestos a poner su fe en Dios. Esto plantea una cuestión de importancia fundamental para nuestra vida cristiana. La Biblia dice en Hebreos 11:6: En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Esta es la razón por la que murieron, y también por qué Rajab, a pesar del hecho de que su comprensión de Dios era imperfecta, y sus acciones no estuvieron completamente honorables, se salvó. Rajab fue elogiado por su fe, como también dice en Hebreos 11:31: Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. Del mismo modo, si queremos que nuestra iglesia crezca, debemos poner nuestra fe absoluta en Dios para dirigirnos, lo que implica que debemos confiar en él, y obedecerlo, tanto a nivel individual y como cuerpo. Él quiere que seamos pueblo santo, obediente de la fe.

En segundo lugar, si queremos hacer la voluntad de Dios, para que la iglesia de Dios aquí en San Joaquín crezca, primero debemos saber cuál es su voluntad. Esto significa que debemos dedicarnos a la oración y al estudio de la Palabra de Dios, para buscar la perfecta voluntad de Dios para nosotros.

En tercer lugar, hemos escuchado cómo, a pesar de que los israelitas primero desagradaron a Dios, la segunda generación, que eran obedientes, todavía eran capaces de llevar a cabo su propósito. Eso significa que hay esperanza para nosotros si pecamos. Si pecamos, pero luego nos arrepentimos, y renovamos nuestro compromiso a servir a Dios, obediente, confiando en su perdón, el nos levantará y nos pondrá en un lugar más alto, donde podemos hacer grandes cosas para él. Todos en nuestra comunidad, independientemente de su origen, con independencia de su vida pasada, puede tomar un papel en la tarea que él nos ha definido, para llevar el evangelio de Jesucristo a la gente de nuestra comunidad.

En cuarto lugar, lo que atrajo a Rajab hacia el Dios de Israel era ver su gran poder de trabajo a través de su gente. Ella comprendió que ellos tenían algo que la gente de Jericó no tenía, algo que traería la victoria a los hijos de Israel, algo que les dio una vida mejor, y algo que ella necesitaba para ella y su familia. De la misma manera, nuestra vida puede reflejar el carácter de Dios, de su amor y la bondad y la santidad y la paz, que la gente que vive alrededor de nosotros pueden verlo en nosotros, ver nuestro gozo, y vernos haciendo su trabajo, para que ellos quieran unirse a nosotros y formar parte del Reino de Dios.

En quinto lugar, en todo el trabajo que hacemos para la iglesia local, no debemos olvidarnos de la primera tarea y más importante de la evangelización que tenemos, que es la salvación de nuestra propia familia. Los dos espías dijeron a Rajab: Quedaremos libres del juramento que te hemos hecho si, cuando conquistemos la tierra, no vemos este cordón rojo atado a la ventana por la que nos bajas. Además, tus padres, tus hermanos y el resto de tu familia deberán estar reunidos en tu casa. Debemos trabajar y orar todos los días, y hacer todo lo posible, para que nuestros parientes, que aún no han recibido a Jesús como su Salvador, lleguen a ser parte la gran familia de Dios. Esta es la tarea mayor, no sólo para las madres cristianas, a quienes damos el honor especial en este día, sino también de los padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas.

Que el Señor esté con nosotros, y que trabajamos en el poder del Espiritu Santo de extender su Reino en nuestras familias, nuestra comunidad local, y nuestra nación.

sábado, 18 de abril de 2015

La fe va más allá de la creencia (predicado 26 septiembre 2010)

 (Isaias 35:3-6; Mateo 9:27-34)                

La celebración el fin de semana pasado del 18 de septiembre, y el bicentenario, fue un evento impresionante y hermoso. Doscientos años como nación independiente, y la mayoría de ellos como una democracia estable, es un gran logro. Durante su historia, Chile ha sido una nación predominantemente cristiana. Si bien han habido, y aún hay, muchos problemas y fracasos, la conducta y la cultura de los Chilenos ha sido muy influido por las enseñanzas y los valores cristianos. Me gusta mucho mirar el programa de Alfredo Cooper de televisión: "Hazte Cargo", donde él y sus invitados discutir y defender la tradición cristiana de Chile.

¡Qué triste y deprimente, por el contrario, creo que la condición espiritual y moral de mi país de origen: Gran Bretaña. Es la nación donde se originó la Iglesia anglicana, firmemente basada en principios bíblicos. Estos principios, entonces, fueron adoptados en el gobierno, y que sirvió de base para la legislación Gran Bretaña ha caído una gran distancia desde entonces. Cada año, ahora, más de 180.000 bebes son asesinados deliberadamente antes de que tengan oportunidad de nacer. Las autoridades están tratando de introducir leyes para permitir la eutanasia, es decir, para permitir el asesinato legalizado de las personas que son muy viejos, o enfermos. La moralidad pública y privada ha caído a niveles asombrosamente bajos. De hombres y mujeres que viven juntos, menos del 50% son casados. Casi el 50% de los bebés nacen a las parejas que no son casadas. Varios autoridades del gobierno han sido condenados por corrupción por el mal uso de los fondos públicos. Gran Bretaña es tan hostil a los cristianos, que las enfermeras y otros trabajadores han perdido sus empleos debido a que ofrecieron a orar por sus pacientes, o por llevar cruces cristianas alrededor del cuello, mientras estaba de servicio. Lo peor, es que los líderes cristianos en Gran Bretaña parece que hacen o dicen muy poco acerca de lo que esta pasando.

Espero que Chile no va por el mismo camino. Los cristianos en este país deben unirse para impedir esto. Creo que, si ustedes no lo hagan, va a llegar mucho más rápidamente de lo que creen es posible.

Yo oro al Señor por Gran Bretaña frecuentemente. Yo oro que habrá un gran avivamiento cristiano. Oro para que el evangelio sea predicado , y que a millones de personas aceptan a Jesús como su Salvador y Señor. Oro para que las morales cristianas y los principios cristianos, una vez más, se establecerá en todo el país. Sin embargo, Gran Bretaña presenta un gran desafío para mí en la oración. Cuando oro, me resulta difícil orar con fe, y creer para que lo que oro sucederá. Yo creo que Dios ya tiene el control, pero, de alguna manera, la tarea parece tan grande, la corrupción tan grande, que me resulta difícil esperar que las cosas vayan a cambiar.

En realidad, se trata de un problema fundamental que nosotros todos , como cristianos, enfrentamos en nuestra vida cotidiana. Nuestra fe no parece lo suficientemente grande como para hacer frente a los problemas en nuestro ámbito personal, por no hablar de los problemas más grandes del mundo exterior.

El mismo desafio era enfrentado las personas que vivían en Judea y Samaria en la epoca en que el Señor Jesús estaba cumpliendo con su ministerio en la Tierra. Tenían sus propios problemas y dificultades, al igual que nosotros. Cada día se enfrentaron a sus pecados y fracasos personales, y los de sus familias y vecinos. Ellos luchaban para ganarse la vida, y ante el engaño y la explotación del mundo que les rodeaba. Desde hace muchos años que habían sufrido bajo una brutal ocupación romana. Además, su vida religiosa, que Dios intentaba ser una fuente de alegría para ellos, consistía principalmente en tratar de cumplir con una multitud de deberes y obras humanas, que fueron amontonados en ellas por sus líderes religiosos, que hicieron muy poco para ayudarles, y se mantuvieron en gran medida indiferente a las tribulaciones de las personas, cuando se suponían que eran sus pastores.

Los Judios en esa epoca, como lo son todavía hoy, eran personas que conocían las Escrituras. Habían oído hablar de la venida de un Mesías que habría de rescatarlos, y librarlos de los muchos tipos de opresión que sufrieron. Nos recordamos nuestra primera lectura de hoy, de Isaías, que sin duda aquellos Judios también habrían oído. Pero la abrumadora cantidad y magnitud de los problemas que enfrentaban deben de haber dado lugar a la misma crisis de fe que nosotros experimentamos hoy en día. Deben de haber orado a Dios para salvarlos, y poner fin al mal que les rodeaba, pero ¿podrian realmente tener fe en que iba a oír y responder a ellos?

Ese pasaje que acabo de hablar es una de las grandes profecías de Isaías de la venida del Mesías. Vemos que no sólo predice la salvación en su conjunto: Su Dios vendrá, vendrá con venganza; 
con retribución divina 
vendrá a salvarlos, donde se refiere a la renovación personal y nacional que ellos necesitaban, y tambien nosotros necesitamos, sino que también anuncia que en esta salvación se incluyen curaciones de enfermedades y el alivio de muchas otras causas de dolor y la opresión: Se abrirán entonces los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; saltará el cojo como un ciervo, y gritará de alegría la lengua del mudo. Porque aguas brotarán en el desierto, 
y torrentes en el sequedal. El Mesías, cuando venga, tendrá autoridad sobre todas estas cosas.

Nuestro Señor Jesús, por supuesto, es el Mesías que fue prometido a los Judios. Como hemos estado estudiando Mateo en las últimas semanas, hemos visto cómo se demostró claramente, para todos aquellos con los corazones y mentes abiertas, que El realmente tenía la autoridad para sanar a los enfermos y dar la vista a los ciegos. Aún así, sin embargo, hay la necesidad de tener fe para recibir los beneficios que trae Jesús. En el pasaje de Mateo que hemos escuchado hoy, cuando Jesús sana a los dos ciegos, les dice: Se hará con ustedes conforme a su fe. Entonces, ¿cómo superar el peso aplastante de nuestras dudas y temores y la incredulidad, y tener la fe verdadera en las promesas de Dios?

Bueno, el primer paso, por supuesto, es admitir las necesidades que tenemos en nuestras vidas, y reconocer que sólo Dios mismo puede cumplir. Sin embargo, aunque Dios ciertamente quiere que tengamos fe en él, también debemos entender claramente que es sólo por su gracia soberana, en primer lugar, que puede llevar la fe que se nace en nosotros. La fe en sí comienza con Dios, no con nosotros. Todo el proceso de nuestra vida como cristianos comienza con la gracia de Dios. Sin ella no habría Jesús, no hay salvación, no hay la liberación de los pecados, no hay ayuda para nosotros en tiempo de angustia, y no el Espíritu Santo en nuestras vidas. De hecho, no habría nada para exigir a la mota más pequeña de la fe.

Sin embargo, nuestro Dios es compasivo. Que si, El hizo un camino de salvación para nosotros, y tiene un plan para llevar una nueva vida para cada uno de nosotros. Él nos ha dado muchas evidencias de su gran amor por nosotros, y de su poder y su intención de cumplir con todas sus promesas para nosotros. Él nos ha dado plenas razones para tener fe en él, y para vivir nuestra vida por El. Como dice Pablo en Romanos 1:17 De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe. »

El segundo punto es reconocer que la cantidad inicial de fe que Dios exige de nosotros no es muy grande. Jesús en la parábola de Mateo 17:20, ustedes recuerdan, dijo que se necesita  la fe como una semilla de mostaza, que es una de las semillas más pequeñas que existen, para que se mueve una montaña. El acto de la fe comienza con un primer paso muy pequeño. En Mateo 9:27  que hemos escuchado hoy, dice: Al irse Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole: ¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David.

¿Ustedes entienden lo que los ciegos hicieron? En primer lugar, lo siguieron a Jesus, gritando por compasión. En segundo lugar, cuando él no les respondió de inmediato, que fueron a verlo cuando estaba en la casa. Todo esto demuestra que fueron poniendo su fe en él. No era mucho, pero era un comienzo. También demostraron la fe cuando ellos reconocieron su identidad. Los dos hombres ciegos lo llamaron "Hijo de David", que era un título mesiánico. De hecho, reconocieron que Jesús era el Mesías, aun antes de que Pedro el discípulo lo reconoció, en Mateo 16:16. Como hemos escuchado en la primera lectura de hoy, de Isaías, la venida del Mesías se esperaba también dar vista a los ciegos, que fue otro aspecto de la fe que fueron los dos poniendo en él. Bien, al igual que un largo viaje comienza con el primer paso, entonces una grande hazaña de la fe comienzan con el primer acto simple de la confianza o la confesión.

El tercer punto a darse cuenta de la fe es que Dios ya entiende lo débiles que somos, y qué difícil nos resulta a poner nuestra fe en él. Él tiene compasión de nosotros, incluso en nuestra debilidad. ¿Les acuerdan de el evangelio de Marcos capítulo 9, cuando se pidió a Jesús para sanar a un niño con un espíritu maligno? Después de ver el niño con una convulsión, tiene la siguiente conversación con el padre del muchacho: —¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre. —Desde que era niño —contestó—. Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. —¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible. —¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho. ¡Ayúdame en mi poca fe! No debemos tener miedo de venir a Dios por nuestras necesidades, incluso si nuestra fe es muy débil. El quiere escucharnos y ayudarnos. Y es sólo mediante lo ejercer nuestra fe en que va a crecer. Se ha dicho que la fe es como un músculo en el cuerpo. Si hay un músculo de mi cuerpo que yo no uso, que el músculo se debilita, no es así? Sin embargo, cuanto más yo uso y ejercicio de ese músculo, más fuerte se vuelve. Pues bien, la fe es como un músculo. Cuando tenemos fe en Dios, y Dios responde a nuestras oraciones, y vemos cómo lo fiel El es, entonces nuestra fe se hará más fuerte para la próxima vez que lo usamos.

La próxima cosa a entender es que, en cierto sentido, el ejercicio de nuestra fe no es para hacer algo, pero aprender como no hacer algo. Dejame explicar. El famoso escritor cristiano CS Lewis dijo una vez que poner nuestra fe en Dios es como aprender a zambullirse en el agua en una piscina. Desde el momento en que aprendemos a caminar como niños pequeños, nos encontramos con que, si caemos, por lo general, hagamos a nosotros mismos daños. Por lo tanto, nuestro instinto natural es dejar caer a nosotros mismos a toda costa. Ahora, si yo fuera a zambullirse  en una piscina cuando no hay agua en ella, entonces, por supuesto, que voy de hacerme daño muy mal. Sin embargo, si hay agua en la piscina, que es un asunto diferente. Es posible zambullirse en una piscina llena de agua sin hacerme daño.

Si queremos zambullirnos en el agua, tenemos que aprender a renunciar a la seguridad de estar parado en las piernas, y que rendir a nosotros mismos a la fuerza de la gravedad, confiando en que, cuando entramos en el agua, no vamos de golpear la parte inferior y hacernos daño. Nosotros confiamos en el poder protector del agua.

A poner nuestra fe en Dios es similar a este. Tenemos que aprender a dejar de hacer todo por nosotros mismos, para tener el control completo sobre nuestras vidas, sin confiar en nadie más. Hay que rendir el control de nuestras vidas a Dios, confiando en que El va a protegernos, guiarnos, y proveer para nuestras necesidades. Por supuesto, cuando hacemos esto, existe la posibilidad de que algo podía salir mal, y que podamos verse perjudicados. Sin embargo, como cristianos a lo largo de la historia, y en todo el mundo, pueden testificar, lo asombroso es - ¡funciona! Si entregamos nuestras vidas a Dios, El siempre nos cuida, y no nos permite ser dañado. Él es siempre fiel a su palabra, y él siempre cumple con sus promesas. Al igual que el nadador que renuncia la seguridad de tierra firme, y confía en el agua para protegirlo, el cristiano que confía en Dios, encuentra que los brazos del Señor son siempre alrededor de él para que dejara de caer.

La fe, cierto, no es la misma cosa que la creencia. A veces las dos palabras se utilizan como si significaran lo mismo, pero no es verdad. Muchas personas dicen que creen en Dios, pero eso no significa mucho, por sí mismo. Santiago dice que incluso los demonios creen en Dios. No, la fe consiste en creer en Dios, además de reconocer nuestra completa dependencia de él, además de tomar la decisión de confiar en su palabra y actuarnos sobre sus promesas, incluso cuando hay algún riesgo para nosotros mismos.

Antes de que el Señor Jesús sana a alguien, el siempre requiere que esa persona tiene fe, o de que otras personas que actúen en su nombre tienen fe. La razón de esto es, si ponemos nuestra confianza en Dios y dependemos de El, y no tratamos de resolver el problema nosotros mismos, cuando la respuesta de oracion llega, o sucede el milagro,  entonces es el Señor quien se lleva toda la gloria. Jesús siempre quiere glorificar a su Padre. Por esta razón, incluso cuando los dos ciegos vinieron a él para ser sanado, e incluso lo llamó Hijo de David, que aún El les preguntó: Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y él les preguntó: —¿Creen que puedo sanarlos?. Jesús obligó a los dos hombres para aclarar que ellos no sólo necesitaban su ayuda, y reconocian su identidad como el Mesías, sino que también debian de reconocer su autoridad y capacidad de curar su ceguera que era,de otro modo, irreversible. Sólo cuando lo hicieron, y le pusieron su fe en él, El los sanó : —Sí, Señor —le respondieron. Entonces les tocó los ojos y les dijo: —Se hará con ustedes conforme a su fe. Y recobraron la vista.

Déjame preguntarle, ¿qué va a hacer después de escuchar la palabra de Dios hoy? En la lectura del evangelio que hemos escuchado hoy, tres cosas se describen los que sucedieron después de que Jesús hizo los milagros.
(1) Después de que Jesús sanó a los ciegos, les pidió no decirle a nadie sobre esto. No obstante, le desobedecieron, y les dijeron a muchas personas acerca de su curación.
(2) Después de que Jesús echó fuera el demonio de otro hombre, toda la gente se sorprendió y dijo: Jamás se ha visto nada igual en Israel.
(3) Los fariseos se negaron la evidencia simple de la obra soberana de Dios en medio de ellos, diciendo, con incredulidad, Éste expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios.

¿Cuál es su reacción hoy? Espero que usted haga tres cosas. En primer lugar, espero que tiene fe en Dios, y entrega a si mismo a él, y que usted cumple con su propósito para su vida. En segundo lugar, a diferencia de los fariseos, espero que no endurezca el corazón, pero que usted abre el corazón al ver el asombroso poder de Dios obrando en su vida, y que usted permite aumentar de la fe como resultado. En tercer lugar, espero que, después de ver el amor maravilloso de Dios por usted, y al entender su gracia, usted decide ser completamente obediente a él, por lo que El recibirá toda la gloria como resultado de la forma en que usted vive su vida.