jueves, 26 de octubre de 2017

Amor Heroico

(Oseas 1:1-11, Oseas 3:1-5, Juan 15:9-14)

Buenas tardes. Me gustaría comenzar de una manera informal, compartiendo algo de mi propia experiencia que creo que servirá como ilustración para las escrituras que leemos esta noche.

Como la mayoría de ustedes sabe, porque lo he compartido con ustedes anteriormente, y ustedes han orado por mí y por mi familia, mi madre falleció hace unos cinco años. Durante 2012, pasé mucho tiempo en Inglaterra. La enfermedad de mi madre estaba empeorando progresivamente, y tuve que acompañar a mi padre todos los días a visitarla al hospital donde ella se hospedaba. Durante esas semanas, me sorprendió ver el amor sacrificial que mi padre le mostraba a mi mamá. Era tan devoto de ella, un hombre de 87 años de edad, que todos los días traía a la casa su ropa sucia del hospital, la lavaba, planchaba y se la llevaba al día siguiente. También pasó incontables horas hablando con ella, cuando ella estaba tan afectada por el dolor y no podía entender lo que estaba sucediendo, que resultaba difícil dar sentido a lo que ella le estaba diciendo. A menudo, ella se enojaba mucho con él y comenzaba a gritarle, llegando a ser violenta a veces. Pacientemente, el esperaba hasta que su enojo disminuyera, y luego volvía al proceso de tratar de atenderla y ayudarla. Él nunca dejó de cuidarla, a pesar de que le estaba costando tanto. Fue al hospital todos los días, aunque estaba a una gran distancia. Un día, en el camino de vuelta del hospital, me dijo algo que me impresionó mucho: "No me di cuenta de que era posible amar a alguien tanto". Podríamos pensar que él solo estaba mostrando el amor que un esposo muestra a su esposa. Sin embargo, si somos honestos, creo que reconocemos que este tipo de amor es realmente muy inusual. Sé que yo no he podido mostrarlo, aunque espero que algún día, con la gracia de Dios, pueda. Creo que este fue el amor heroico que mostró Oseas a su mujer, y, supremamente, el Señor Jesús cuando se sacrificó en la cruz a fin de que se perdonaran nuestros pecados, y que pudiéramos ser reconciliados con Dios.

El libro del profeta Oseas trata del amor constante de Dios, que no dejará de cuidar de su pueblo, a pesar de que sufre mucho a causa de ellos. Oseas tuvo un gran llamado en su vida, pero también un llamado muy difícil. En su vida y matrimonio, a Oseas se le exigió que representara la relación entre Dios mismo y el pueblo infiel de Israel. Dios le ordenó que se casara con una mujer que constante y repetidamente le era infiel. Y no solo fue llamado a casarse con ella, sino a amarla, a perdonarla, a bendecirla y a recibirla, muchas veces a lo largo de su matrimonio. Dijo Jehová a Oseas: Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová. Oseas hizo lo que Dios ordenó y se casó con Gomer, quien probablemente era una prostituta. Algunas personas piensan que fue solo después de casarse con Oseas que Gomer era una promiscua o que era una prostituta. Sin embargo, prefiero tomar la historia de forma literal. Creo que Oseas sabía todo sobre Gomer antes de casarse con ella. Dios a veces le pide a su pueblo que haga cosas extraordinarias.

Entiendo que la mayoría de nosotros aquí en esta sala estamos casados y tenemos hijos, incluso hijos adultos. Debido a esto, creo que la mayoría de nosotros podemos relacionarnos con la próxima pregunta y responder honestamente. La pregunta es: "Si mi hijo llega a casa esta noche y dijera que quiere casarse con una prostituta impenitente, ¿cuál sería mi reacción?" En la Biblia, el padre y la madre de Oseas no son mencionados, aparte del nombre de su padre, pero podemos imaginarnos su reacción. Yo mismo, lamentablemente, no soy casado, y no tengo hijos, pero aún así, puedo imaginarme muy bien mi reacción personal. Me quedaría escandalizado por ese anuncio. ¿Y ustedes? Si estamos escandalizados por lo que Dios le dijo a Oseas que hiciera, es una señal de que entendemos exactamente de lo que se trata su historia. Es correcto sentirse escandalizado. Eso es exactamente como Dios quiere que nosotros nos sintamos. El adulterio de Gomer representaba el adulterio de Israel. El pacto entre Dios y su pueblo nunca fue ante todo acerca de la ley, sino que se trata de una relación de amor íntimo y profundo. Al decirle a su profeta que se casara con una prostituta, Dios está gritando desde los tejados que la infidelidad de Israel es algo impactante, y Dios usó Oseas para sacar a la gente de su complacencia.

"Ve, cásate con una prostituta" no es lo que uno esperaría que Dios le ordenara a su profeta. Sin embargo, Oseas vivió en una época en que Israel disfrutaba de la prosperidad, pero se olvidó de Dios. Mezclaron la religión cananea local con la adoración al Señor. Los sacrificios del templo compartían un espacio con becerros de oro. Para asegurar cosechas y campos fértiles, tenían ídolos que eran venerados, y se usaban prostitutas especiales. ¡Los israelitas eran el pueblo del pacto de Dios que debía amarlo con todo el corazón y alma! No es sorprendente que Dios estuviera enojado. Esto fue vil adulterio espiritual. La idolatría es prostitución espiritual. Oseas debe mostrar a Israel su pecado, y mostrar que ese pecado es excesivamente odioso. Debe haber sido terrible para Oseas, pero Dios le estaba dando a él, y a nosotros, una manera de comprender el dolor amargo que Dios mismo siente por la infidelidad de su pueblo.

La Biblia nos dice: Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Incluso para los cristianos que intentan servir al Señor fielmente, es difícil entender los caminos de Dios. Tenemos que buscar profundamente en la Biblia todos los días para conocerlo mejor. Pero en los días de Oseas, los corazones de las personas se habían endurecido por completo por su pecado. Ellos lo habían perdido  de vista completamente a Él, y no tenían ningún sentido en absoluto acerca de su corazón o de su mente. No había una forma ordinaria de llegar a ellos y convencerlos de su pecado. El tuvo que tratar con ellos en una forma que ellos entendieran. Ahora, todas las personas odian ser traicionadas, incluso personas malvadas e inmorales, y especialmente en el tema de la infidelidad conyugal. Ningún hombre o mujer quiere un cónyuge infiel. Entonces, cuando Oseas se casó con una prostituta, y luego ella lo traicionó cuando tuvo relaciones sexuales con otros hombres, todos podían mirarla y preguntarse cómo se sentirían si les sucediera lo mismo. Y entonces, tal vez, podían entender cómo se sintió Dios acerca de la traición por su pueblo. La historia de Oseas trata de la fidelidad y la infidelidad temporal y espiritual.

La historia de Oseas es tan humana y desgarradora. ¡Y las cosas empeoran! En el Capítulo 3, descubrimos que Gomer dejó a Oseas por otro hombre: Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos. Oseas tuvo que ir y encontrarla con otro hombre. El dolor debe haber sido terrible. La compré, dice. ¡Tuvo que comprarla! El precio que pagó es aproximadamente lo que se dice en Éxodo 21:32, es el precio de una esclava. ¡Ella es la esposa de Oseas, que se compra por el precio de una esclava! ¡Qué horrible desorden es causado por la infidelidad!

Entonces Dios dice a Oseas: Ve, ama a ella. ¿Cómo podría él hacer eso? ¿Cómo podría Oseas amar a Gomer después de todo lo que ella había hecho a lo largo de los años, después de todo el dolor y la mentira, después de los niños en su casa que no eran suyos? Sería heroico para Oseas amar a Gomer nuevamente. ¡Pero ese es exactamente lo más importante! El amor de Oseas por Gomer fue mostrarle al mundo el amor de Dios en miniatura. Lo que Oseas quiere de Gomer es lo mismo que Dios quiere de su pueblo. Oseas no compra a Gomer para tener una esclava o una sierva. Él quiere a su esposa. Él quiere la restauración de un matrimonio amoroso, apasionado y comprometido. Y eso es lo que Dios quiere de su pueblo, no solo la obediencia a las leyes y las reglas, no como siervos o esclavos, sino a la verdadera reconciliación genuina. Dios quiere el verdadero arrepentimiento, y el verdadero arrepentimiento es restaurar una relación íntima de amor.

El ejemplo supremo del amor sufriente de Dios, el amor mostrado en la vida de Oseas, se ve en el Señor Jesús mismo. Vemos el alcance del amor heroico de Jesús cuando nos dice: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Jesús murió en la cruz para que pudiéramos ser amados como él es amado. Él murió para que también podamos llamar a Dios, Padre. Debemos arrepentirnos verdaderamente de nuestros pecados, aceptar su perdón y responder a su amor con obediencia, una obediencia que fluye como respuesta libre de ese amor.

Cuando pecamos, herimos a Dios en su corazón. Cada uno de nosotros debe hacerse algunas preguntas importantes. ¿De qué manera mi propia fidelidad a Dios se pone en peligro al dar la bienvenida y adaptarme a la cultura que me rodea? ¿Hay pequeños pecados en mi vida que me parecen triviales, pero que son desagradables para Dios? Jesús nos dice: Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Él murió para reconciliarnos a un Dios que es amor. Jesús sabe que es amado, y obedece a su Padre. Debemos ser como él y seguirlo. Cuanto más nos damos cuenta de que somos amados, más queremos obedecer a Jesús. ¿Por qué no obedeceríamos a alguien que nos ama perfectamente, que murió por nosotros y nunca nos abandonará?