jueves, 18 de junio de 2015

La salvación de la familia (predicado el Día de la Madre - 8 de mayo de 2011)

Josué 2:1-24

Como muchos de ustedes saben, antes de llegar aquí a Chile, yo vivía en los Estados Unidos, en el estado de Mississippi, que toma su nombre del famoso río Mississippi, que es su frontera en el lado occidental. Es un estado rural, con muchos hermosos bosques y campos. Una mañana, estuve manejando al trabajo a lo largo de una estrecha carretera, que había una larga fila de árboles en un lado. De repente, vi en el camino delante de mí un pequeño pájaro que estaba luchando para caminar. Era un joven, que había caído, obviamente, de un nido. Decidí parar,  para recoger el pajarito y llevarlo a la orilla de la carretera, donde no sería atropellado por otro auto. Sin embargo, como salí del auto y me dirigí hacia el pajarito, la madre de este, que era del tamaño de un zorzal, ella voló y aterrizó cerca de mí. Comenzó a gritarme con chillidos, regaños me advertía de no tocara a su guagua. A medida que me acercaba, sus gritos se hicieron aún más fuertes, y ella caminó hacia mí, para que me alejara de su hijo. Tuve que esforzarme para hacer caso omiso de sus advertencias, y finalmente lo hice para recoger el pajarito, y lo lleve cerca de los árboles en el lado de la carretera. No habia nada más que hacer, los árboles eran muy altos, y yo no sabía dónde estaba el nido.

Mientras seguía manejando hacia mi trabajo, pensé en lo que había sucedido. Me quedé muy impresionado por el comportamiento del ave madre. A pesar de que era muy pequeña, y yo era un gigante en comparación con ella, su instinto de madre para proteger a su hijo era tan fuerte, que no le importo esta gran diferencia entre nosotros, y estuvo dispuesta a atacarme con el fin de salvar a su guagua. Ella quería cuidar de su familia.

¿No es también éste siempre el caso o sentimiento con nuestras madres? Una de las cosas maravillosas acerca de ser parte de la Iglesia del Salvador, es la presencia de tantos bebés y niños pequeños. Me fascina ver a las madres aquí, alimentan y cuidan a sus bebés en todo momento, incluso durante el servicio, y eso me hace recordar la gran deuda que debo a mi propia madre, que se ocupaba de mí con tanto cuidado cuando era un niño, y más tarde en innumerables ocasiones en adelante, también, y que era una buena influencia en mi vida. En el libro de Proverbios se dice, describiendo el carácter de una mujer de Dios, que cumple fielmente sus deberes como esposa y madre: Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: «Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.»  Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras!

En la lectura bíblica de hoy, nos enteramos de una mujer llamada Rajab que, aunque la Biblia no dice explícitamente que ella era una madre en esa época, ella quería proteger a su familia y mantenerla segura. Rajab quería salvar a su familia y a si misma de la destrucción que ella supo que había llegando a su nación desde Dios, a manos de los israelitas, quienes sin duda invadirían su tierra y conquistarian.

Antes de considerar más acerca de Rajab, y sobre lo que podemos aprender de ella y la forma de vivir nuestra vida cristiana, me gustaría hacerles a todos ustedes una pregunta, que creo es importante para entender el contexto de la lectura de hoy. La Biblia, como ustedes ya saben, es un libro muy grande y diverso, con muchas partes diferentes, con distintos autores, escrito durante un tiempo muy largo, ademas que contiene varios tipos diferentes de literatura, tales como: historia (por ejemplo, pensamos en las historias sobre el rey David), poesía (recordamos los salmos hermosos que leemos juntos), además de la instrucción moral (como el Sermón del monte). Sin embargo, a pesar de su diversidad, el tema general y el propósito de la Biblia se puede resumir en una sola palabra. ¿Sabe usted lo que palabra es? No estoy hablando de un nombre, como Moisés, o Dios, o incluso nuestro Señor Jesús. Yo le pido que describa el tema central de la Biblia, la razón por la que fue escrito. ¿Sabe usted?

Bueno, la palabra que resume la Biblia, la unica palabra que describe por qué Dios hizo que la Biblia fuera escrita, la palabra que explica por qué la Biblia es de importancia fundamental para los cristianos, por qué deberían leerla cada día, por qué se debe orar al respecto, por qué se debe tratar de aprender de la acerca de cómo vivir sus vidas, la unica palabra que pone de relieve la importancia fundamental de la Biblia para nosotros y nuestras familias, y que llega hasta la parte más profunda de nuestro ser espiritual es. .. "la salvación." El tema general y el propósito de la Biblia es descrita por esa sola palabra: " la salvación."

Nuestra naturaleza pecaminosa afecta cada aspecto de nuestras vidas, hacia adentro y hacia afuera, desde el momento en que nacemos hasta nuestro último día en esta tierra. El pecado estropea y arruina  a nuestras familias, nuestras relaciones, nuestra sociedad y nuestro mundo. A causa del pecado, tenemos que ser radicalmente salvos. Y no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos, ya sea para cambiar nuestra naturaleza, o salvarnos de las consecuencias de nuestra naturaleza pecaminosa.

La Biblia, comenzando desde el Génesis, y a través de la Revelación, trata del desarrollo y despliegue del plan de salvación de Dios para su pueblo en la tierra, quienes no merecen ser salvados. El plan comienza con un hombre, Abraham, que es llamado a confiar y obedecerle a Dios. Entonces, desde Abraham, vienen del pueblo judío. Muchos años más tarde, a partir de los judíos, nace el Mesías, el Señor Jesús, que nos trae la salvación a través de la cruz del Calvario.

 La Biblia describe los diversos aspectos del desarrollo y el significado de este plan, y como Dios enseña a su pueblo a vivir como parte de él. Entonces, después de la resurrección de nuestro Señor y su regreso al Padre, como se relata en el libro de los Hechos, la Biblia cuenta la historia de los comienzos de la Iglesia como pueblo de Dios, cuando estos creyentes como nosotros hoy, empezaron a salir y predicar el plan divino de salvación al mundo entero. Todas estas cosas son el mismo tema: la salvación. La semana pasada, nuestro Pastor nos dijo que el nombre de Josué, en el idioma hebreo, significa "salvación." Hoy, en el capítulo 2 del libro de Josué, vamos a ver lo que realmente significa la salvación para Rajab y su familia.

La historia narrada en la lectura de hoy se produce después de que el pueblo de Israel ha estado vagando por el desierto durante cuarenta años. Algunos de ustedes pueden haber visto en la televisión, el fin de semana de Pascua, la película "Los Diez Mandamientos", que narra la historia de cómo el Señor, por medio de Moisés, sacó a los israelitas de la tierra de Egipto. Recordarán cómo Dios mostró su amor y poder, y su fidelidad a su pueblo, a través de todos los milagros que él hizo por ellos. Fueron las plagas de Egipto, y la Pascua. La separación del Mar Rojo, para que los israelitas pudieran cruzarlo y así poder escapar de Faraón y su ejército, y luego la destrucción de ese ejército cuando trataron de seguir. Más tarde, hubo la provisión increíble de agua a beber desde una roca seca, y muchos otros milagros claros e innegables.

Bueno, después de que Dios dio la Ley a Moisés en el Sinaí, fue su intención original  llevar de inmediato a los israelitas por el desierto y hacia la tierra prometida. Todo lo que tenían que hacer, con sus grandes recientes milagros, fijados en sus mentes, era seguir obedeciendo, y confiar en él para darles la victoria en las batallas que tendrían que luchar contra los cananeos. Sin embargo, desgraciadamente, ellos no fueron fieles a Dios. Se negaron a confiar en que él estaría  con ellos y lucharía por ellos,  en cambio optaron para criticarlo, y también criticar a Moisés. Dios se enojó mucho con ellos, y condenó a los Israelitas a vagar por el desierto durante cuarenta años, hasta que toda esa generación rebelde debían morir. Bueno, ellos murieron, y Moisés también murió, y ahora un nuevo líder, Josué, va a liderar a la próxima generación de Israelitas en Canaán.

Josué era un hombre de Dios, y un excelente General. También fue muy preocupado de que los hijos de Israel no deben repetir la desobediencia de sus padres. Procedió  con cautela, pero fue completamente obediente a lo que Dios le dijo que debía hacer. Fiel a su promesa, Dios estuvo con los israelitas, dándoles impresionantes victorias en batalla, ya que se acercaban a la Tierra Prometida. De hecho, una vez que Josué y su pueblo decidió obedecer y confiar en Dios, su victoria estaba asegurada. Tuvieron tanto éxito, que las noticias acerca de ellos se derramó por toda la región, y el pueblo de Canaán llegó a ser muy temeroso de Israel. Cuando se acercaban a Jericó para conquistarlo, Josué envió dos espías a mirar a su alrededor y luego informar a darle información. Vamos a escuchar de nuevo los versos 1-3: Luego Josué hijo de Nun envió secretamente, desde Sitín, a dos espías con la siguiente orden: «Vayan a explorar la tierra, especialmente Jericó.» Cuando los espías llegaron a Jericó, se hospedaron en la casa de una prostituta llamada Rajab. Pero el rey de Jericó se enteró de que dos espías israelitas habían entrado esa noche en la ciudad para reconocer el país. Así que le envió a Rajab el siguiente mensaje: «Echa fuera a los hombres que han entrado en tu casa, pues vinieron a espiar nuestro país.»

Podemos ver lo preocupado que el rey de Jericó debe haber estado, porque fue muy sospechoso de los dos hombres. Sin embargo, lo que el rey no comprendió, y lo que Rajab claramente si entendió, fue que la victoria de los israelitas en contra de Jericó era más que probable. Fue, por el poder de Dios obrando a través de ellos, absolutamente inevitable. Ella vio que, sin que el poder mismo de Dios en su vida, ella y su familia serían destruidas, junto con el resto de la gente de Jericó. Así que decidió ayudar a los dos espías, escondiéndolos en su techo, y luego finalmente ayudarles que escapar. Más adelante en el pasaje, ella da un testimonio precioso de su fe en Dios, y su falta de salvación: Antes de que los espías se acostaran, Rajab subió al techo y les dijo: —Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra, y por eso estamos aterrorizados; todos los habitantes del país están muertos de miedo ante ustedes. Tenemos noticias de cómo el Señor secó las aguas del Mar Rojo para que ustedes pasaran, después de haber salido de Egipto. También hemos oído cómo destruyeron completamente a los reyes amorreos, Sijón y Og, al este del Jordán. Por eso estamos todos tan amedrentados y descorazonados frente a ustedes. Yo sé que el Señor y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra. Por lo tanto, les pido ahora mismo que juren en el nombre del Señor que serán bondadosos con mi familia, como yo lo he sido con ustedes. Quiero que me den como garantía una señal de que perdonarán la vida de mis padres, de mis hermanos y de todos los que viven con ellos. ¡Juren que nos salvarán de la muerte ¿Se nota de las palabras importantes: les pido ... que juren en el nombre del Señor? Usted ve, Rajab se dio cuenta de que no había absolutamente nada que pudiera hacer para salvar a su vida y a su familia. Sólo el Dios de Israel podía salvarlos, y ella decidió poner su fe en él. De hecho, este fue un evento que cambió la vida de Rajab, porque Dios realmente recompensada su fe. En Mateo 1:5, en la genealogía de Jesús, se dice que mas adelante, ella se casó con Salmón, y dió luz a un hijo llamado Booz. Esto significa que ella se convirtió en un antepasado directo de nuestro Señor.

Ahora, hace dos semanas, nuestra iglesia ha tenido un retiro en el que una serie de metas para el futuro se decidieron. Estos fueron: (1) para tener 200 miembros de la iglesia, o más, por el año 2020, (2) para ser una iglesia financieramente auto-sostenible, ese mismo año, y (3) tener dos cultos en la iglesia todos los domingos. Esos son objetivos grandes e importantes, y corresponden con la voluntad de Dios para nosotros. Sin embargo, con el fin de llevarlos a cabo, está claro que vamos a tener que luchar en una guerra espiritual para tomar posesión para Cristo del territorio que nos rodea, al igual que los israelitas tuvieron que conquistar Canaán. ¿Qué tiene la historia de los espías y Rajab que decirnos hoy, al enfrentar la posibilidad de hacer esto? ¿Qué nos dice acerca de traer la salvación de Dios en la vida de las personas que nos rodean, y también en nuestras propias vidas?. Creo que hay lecciones de ambos lados: desde el punto de vista de los israelitas, y también desde la perspectiva de Rajab.

En primer lugar, como hemos visto, la razón porque la primera generación de israelitas desagradaron a Dios, y murieron en el desierto, ellos no estuvieron dispuestos a poner su fe en Dios. Esto plantea una cuestión de importancia fundamental para nuestra vida cristiana. La Biblia dice en Hebreos 11:6: En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan. Esta es la razón por la que murieron, y también por qué Rajab, a pesar del hecho de que su comprensión de Dios era imperfecta, y sus acciones no estuvieron completamente honorables, se salvó. Rajab fue elogiado por su fe, como también dice en Hebreos 11:31: Por la fe la prostituta Rajab no murió junto con los desobedientes, pues había recibido en paz a los espías. Del mismo modo, si queremos que nuestra iglesia crezca, debemos poner nuestra fe absoluta en Dios para dirigirnos, lo que implica que debemos confiar en él, y obedecerlo, tanto a nivel individual y como cuerpo. Él quiere que seamos pueblo santo, obediente de la fe.

En segundo lugar, si queremos hacer la voluntad de Dios, para que la iglesia de Dios aquí en San Joaquín crezca, primero debemos saber cuál es su voluntad. Esto significa que debemos dedicarnos a la oración y al estudio de la Palabra de Dios, para buscar la perfecta voluntad de Dios para nosotros.

En tercer lugar, hemos escuchado cómo, a pesar de que los israelitas primero desagradaron a Dios, la segunda generación, que eran obedientes, todavía eran capaces de llevar a cabo su propósito. Eso significa que hay esperanza para nosotros si pecamos. Si pecamos, pero luego nos arrepentimos, y renovamos nuestro compromiso a servir a Dios, obediente, confiando en su perdón, el nos levantará y nos pondrá en un lugar más alto, donde podemos hacer grandes cosas para él. Todos en nuestra comunidad, independientemente de su origen, con independencia de su vida pasada, puede tomar un papel en la tarea que él nos ha definido, para llevar el evangelio de Jesucristo a la gente de nuestra comunidad.

En cuarto lugar, lo que atrajo a Rajab hacia el Dios de Israel era ver su gran poder de trabajo a través de su gente. Ella comprendió que ellos tenían algo que la gente de Jericó no tenía, algo que traería la victoria a los hijos de Israel, algo que les dio una vida mejor, y algo que ella necesitaba para ella y su familia. De la misma manera, nuestra vida puede reflejar el carácter de Dios, de su amor y la bondad y la santidad y la paz, que la gente que vive alrededor de nosotros pueden verlo en nosotros, ver nuestro gozo, y vernos haciendo su trabajo, para que ellos quieran unirse a nosotros y formar parte del Reino de Dios.

En quinto lugar, en todo el trabajo que hacemos para la iglesia local, no debemos olvidarnos de la primera tarea y más importante de la evangelización que tenemos, que es la salvación de nuestra propia familia. Los dos espías dijeron a Rajab: Quedaremos libres del juramento que te hemos hecho si, cuando conquistemos la tierra, no vemos este cordón rojo atado a la ventana por la que nos bajas. Además, tus padres, tus hermanos y el resto de tu familia deberán estar reunidos en tu casa. Debemos trabajar y orar todos los días, y hacer todo lo posible, para que nuestros parientes, que aún no han recibido a Jesús como su Salvador, lleguen a ser parte la gran familia de Dios. Esta es la tarea mayor, no sólo para las madres cristianas, a quienes damos el honor especial en este día, sino también de los padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas.

Que el Señor esté con nosotros, y que trabajamos en el poder del Espiritu Santo de extender su Reino en nuestras familias, nuestra comunidad local, y nuestra nación.